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Punto de partida

Nuestro punto de partida para la definición del plan estratégico es el conocimiento territorial de las comunidades y el análisis de la realidad nacional de El Salvador, que resumimos de la siguiente forma:

  1. La pandemia del COVID-19 ha amplificado los problemas que aquejan a El Salvador y la región Centroamericana, como la desigualdad, la pobreza, la informalidad y la injusta distribución del trabajo recayendo la disminución de la calidad de vida en las mujeres y la población más desfavorecida. Sumado a lo anterior, en un proceso de deterioro ambiental provocado por el actual modelo de desarrollo, que tiene un impacto en los costos productivos que afectan los precios de los alimentos.
  1. La exclusión social alcanza a tres cuartas partes de los hogares, situación que obedece a la precarización laboral, el desempleo, el trabajo no remunerado y el autoempleo de subsistencia. Según la investigación de Chacón (2020), se ha incrementado el flujo de remesas; se ha modificado levemente la importancia relativa del sector privado en el empleo total, pero sin afectar su importancia como el mayor generador de empleo con cotización; y, además, ha incrementado el número de personas en ramas económicas con mayor presencia de microempresas.
  1. Persiste la brecha histórica entre hombres y mujeres en varios ámbitos, que es reforzada por patrones patriarcales donde las mujeres son las que reciben menos salario, grandes dificultades para el acceso a las tierras y una marcada sobrecarga en la vida cotidiana al atribuírseles la responsabilidad de las tareas del hogar y crianza de los hijos. Las mujeres tienen un salario promedio de USD 255, mientras que los hombres reciben USD 316. Según la EHPM de 2021, del total de personas propietarias de tierra, solamente el 13 % son mujeres.
  1. El modelo económico de El Salvador determina el modelo educativo, que prioriza en generar oportunidades para el trabajo, pero sin duda se debe apostar también al desarrollo integral de la persona con profundos valores y para la convivencia. Para inicios de 2021, la matrícula escolar inicial ascendió a 1 205 669 estudiantes, una cifra sin precedentes desde 1992. Sumado a lo anterior, recientes estudios del Banco Mundial (2022), afirman que la COVID-19 ha causado interrupciones sin precedentes en la educación en todo el mundo. Se proyecta que las pérdidas de aprendizaje se traduzcan en una disminución del 12 % en los ingresos a lo largo de la vida de las y los estudiantes actuales. La salud psicosocial y el bienestar también se han visto muy afectados, en donde dos de cada tres niños y niñas de 10 años no pueden leer o entender un texto simple.

En escolarización es donde es posible identificar génesis de desigualdades e inequidades que se reproducen posteriormente en los mercados laborales y en las dinámicas generales del desarrollo y el bienestar. Aspectos a mejorar: el nivel de matrícula, la tasa de escolaridad, el acceso a tecnologías de la información y conectividad, el desempeño diferenciado por género que puede presentar la población en su desarrollo dentro del sistema educativo, etc.

  1. La seguridad alimentaria de las familias se ve afectada por varios factores que indicen de forma negativa en el acceso, la producción y calidad de los alimentos saludables para la vida: el cambio climático, la economía familiar y con los conocimientos, las transferencias tecnológicas, el contexto socio-político y estado ambiental. Uno de los problemas es el mayor número de periodos de sequía y de mayor intensidad, que afectan el normal desarrollo de los cultivos tradicionales. Por otra parte, contrasta con situaciones de fuertes lluvias que ocasionan al igual que la sequía la pérdida de cosechas dejando a una parte importante de la población sin alimentos. Otro aspecto que incide es la tenencia de la tierra y la productividad de las mismas.
  1. En El Salvador cada vez existe una mayor demanda del acceso al agua y una disminución de recarga hídrica ocasionada por los efectos del cambio climático, deficiente gestión de los sistemas de agua y el aumento de la población. Dicha situación afecta significativamente a la calidad de vida de muchas familias, que obliga a las mujeres y las niñas a una sobrecarga para el abastecimiento en el hogar, el aumento de enfermedades, entre otros. Afrontar el cambio climático y la gobernanza hídrica es fundamental para mejorar el abastecimiento de las familias. En cuanto al tratamiento de las aguas grises, el 60.5% de los hogares se deshacen de ellas de forma inapropiada, el 33.8% mediante alcantarillado, el 2.8% mediante fosa séptica, el 1.8% la lanzan a una quebrada o río, y el 1.1% restante mediante pozo resumidero u otro medio.
  1. Las brechas por género se mantienen a pesar de los esfuerzos llevados a cabo y se destacan las relacionadas a la independencia económica, la inserción laboral, la distribución de trabajo del cuidado y violencia machista (el 95 % de las mujeres víctimas de feminicidios son asesinadas por hombres). Son las mujeres las que continúan sufriendo los mayores niveles de exclusión, los menores niveles de ingreso per cápita y el riesgo del cumplimiento de sus derechos fundamentales, como la alimentación, entre otros.
  1. El Salvador ha experimentado un crecimiento económico modesto en las últimas décadas, con un crecimiento del PIB anual que superó el 3 por ciento solo dos veces entre 2000 y 2020, según Banco Mundial en su última actualización (octubre 2022). Aun así, el país logró una disminución significativa de la pobreza y la desigualdad.

A pesar de estos desafíos, somos optimistas y nos sumamos a todos los esfuerzos estatales y de la sociedad civil desde el gran potencial de El Salvador para impulsar un crecimiento económico dinámico, inclusivo y resiliente.

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